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Libro de crónicas

Luis Tejada

Onverkort
3 uur 14 minuten
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Van de uitgever

Estaba pensando en cómo describir el estado emocional de Luis Tejada antes de sentarse frente al papel, cuando recordé que él mismo, con seguridad mejor de lo que yo podría, lo hizo en su Libro de crónicas, publicado por primera vez en 1924:

"Habíamos ido haciendo ese libro en la mente con lentitud y con pasión, acumulando en él cada día una idea embriagante o una sensación singular, habíamos procurado infundir en él, con el júbilo cruel del creador, el alma múltiple del universo, como la comprendemos y la sentimos, reduciendo a ligeras palabras -carne viva y sonrosada- la alegría y el dolor de las cosas, las sombras abstractas y los violentos colores, la nostalgia trascendental que nos agobia y el ínfimo espectáculo sonriente de la calle; le habíamos dedicado las vigilias febriles, llenas de ímpetus impotentes en que alzamos los brazos desesperados en la noche buscando el ideal fugitivo y la anhelada forma. Y cada frase encontrada y acumulada, cada letra puesta con fervor, llevaba en sí una gota verdadera de nuestra sangre y un poco de la fuerza de nuestro espíritu..."

A Luis Tejada lo imagino caminando alucinado por las calles de Bogotá: alucinado para adentro, testigo de cómo su imaginación tornaba las cosas que encontraba a su paso en objetos poéticos, cosas llenas de alma, el "alma múltiple del universo" del que él habla, muy parecido a lo que, en su momento, Felisberto Hernandez, Luis Vidales, o el propio Julio Cortazar hicieron con el mundo material en el que habitaban.

Dentro de la imaginación del autor de Libro de crónicas, los objetos y las personas tienen una relación simbiótica en la que un comercio de la vitalidad se da naturalmente, y las prendas de vestir y los automóviles son seres animados por el espíritu de las personas que los poseen y se dejan poseer por ellos.

Imagino a Tejada emocionado con una intuición, con una idea de lo que llegará a escribir en unos minutos, cuando se siente en su escritorio. Ese Tejada, el que va emocionado a poner en el papel una idea que trae de la calle haciendo cabriolas en su mente, ese es el que más me gusta imaginar.

Por eso me siento feliz de publicar en audio, en el catálogo de Extrarradio, ese libro maravilloso que compila sus crónicas.
Van de uitgever
Estaba pensando en cómo describir el estado emocional de Luis Tejada antes de sentarse frente al papel, cuando recordé que él mismo, con seguridad mejor de lo que yo podría, lo hizo en su Libro de crónicas, publicado por primera vez en 1924:

"Habíamos ido haciendo ese libro en la mente con lentitud y con pasión, acumulando en él cada día una idea embriagante o una sensación singular, habíamos procurado infundir en él, con el júbilo cruel del creador, el alma múltiple del universo, como la comprendemos y la sentimos, reduciendo a ligeras palabras -carne viva y sonrosada- la alegría y el dolor de las cosas, las sombras abstractas y los violentos colores, la nostalgia trascendental que nos agobia y el ínfimo espectáculo sonriente de la calle; le habíamos dedicado las vigilias febriles, llenas de ímpetus impotentes en que alzamos los brazos desesperados en la noche buscando el ideal fugitivo y la anhelada forma. Y cada frase encontrada y acumulada, cada letra puesta con fervor, llevaba en sí una gota verdadera de nuestra sangre y un poco de la fuerza de nuestro espíritu..."

A Luis Tejada lo imagino caminando alucinado por las calles de Bogotá: alucinado para adentro, testigo de cómo su imaginación tornaba las cosas que encontraba a su paso en objetos poéticos, cosas llenas de alma, el "alma múltiple del universo" del que él habla, muy parecido a lo que, en su momento, Felisberto Hernandez, Luis Vidales, o el propio Julio Cortazar hicieron con el mundo material en el que habitaban.

Dentro de la imaginación del autor de Libro de crónicas, los objetos y las personas tienen una relación simbiótica en la que un comercio de la vitalidad se da naturalmente, y las prendas de vestir y los automóviles son seres animados por el espíritu de las personas que los poseen y se dejan poseer por ellos.

Imagino a Tejada emocionado con una intuición, con una idea de lo que llegará a escribir en unos minutos, cuando se siente en su escritorio. Ese Tejada, el que va emocionado a poner en el papel una idea que trae de la calle haciendo cabriolas en su mente, ese es el que más me gusta imaginar.

Por eso me siento feliz de publicar en audio, en el catálogo de Extrarradio, ese libro maravilloso que compila sus crónicas.
Publicatiedatum
01-01-1924