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Beethoven - Vidas ejemplares

Roman Rolland

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Van de uitgever

La vida de aquéllos cuya historia intentaremos narrar en estas páginas fué casi siempre un martirio prolongado. Sea que un trágico destino haya querido forjar sus almas en el yunque del dolor físico y moral, de la enfermedad y de la miseria; o bien que asolara sus vidas y desgarrara sus corazones el espectáculo de los sufrimientos y de las vergüenzas sin nombre que torturaban a sus hermanos, todos comieron el pan cotidiano de la prueba, y fueron grandes por la energía, porque lo fueron también por la desgracia. Que no se quejen demasiado quienes son desventurados, porque los mejores de entre los hombres están con ellos. Nutrámonos del valor de estos hombres, y, si somos débiles, reposemos por un instante nuestra cabeza sobre sus rodillas, que ellos nos consolarán. Mana de estas almas sagradas un torrente de fuerza serena y de bondad omnipotente: no es siquiera necesario interrogar sus obras, ni escuchar sus palabras, para que leamos en sus ojos, en la historia de su vida, que nunca la vida es más grande, más fecunda-ni más dichosa-que en el dolor.

Al frente de esta legión heroica, vemos, en primer lugar, al fuerte y puro Beethoven. Él mismo anhelaba, en medio de sus sufrimientos, que su ejemplo pudiera ser un sostén para todos los desvalidos, y que el desventurado se consolase al encontrar otro desdichado como él, que, a pesar de todos los obstáculos de la Naturaleza, había hecho cuanto de él dependía para llegar a ser un hombre digno de este nombre. Triunfante de su pena, tras años de luchas y de esfuerzos sobrehumanos, y cumplida su misión, que era, como él decía, la de infundir un poco de valor a la pobre humanidad, este Prometeo vencedor respondía a un amigo que invocaba a Dios: ¡Hombre, ayúdate a ti mismo!

Inspirémonos en su valiente palabra. Reanimemos, con su ejemplo, la fe del hombre en la vida y en el hombre.

ROMAIN ROLLAND
Van de uitgever
La vida de aquéllos cuya historia intentaremos narrar en estas páginas fué casi siempre un martirio prolongado. Sea que un trágico destino haya querido forjar sus almas en el yunque del dolor físico y moral, de la enfermedad y de la miseria; o bien que asolara sus vidas y desgarrara sus corazones el espectáculo de los sufrimientos y de las vergüenzas sin nombre que torturaban a sus hermanos, todos comieron el pan cotidiano de la prueba, y fueron grandes por la energía, porque lo fueron también por la desgracia. Que no se quejen demasiado quienes son desventurados, porque los mejores de entre los hombres están con ellos. Nutrámonos del valor de estos hombres, y, si somos débiles, reposemos por un instante nuestra cabeza sobre sus rodillas, que ellos nos consolarán. Mana de estas almas sagradas un torrente de fuerza serena y de bondad omnipotente: no es siquiera necesario interrogar sus obras, ni escuchar sus palabras, para que leamos en sus ojos, en la historia de su vida, que nunca la vida es más grande, más fecunda-ni más dichosa-que en el dolor.

Al frente de esta legión heroica, vemos, en primer lugar, al fuerte y puro Beethoven. Él mismo anhelaba, en medio de sus sufrimientos, que su ejemplo pudiera ser un sostén para todos los desvalidos, y que el desventurado se consolase al encontrar otro desdichado como él, que, a pesar de todos los obstáculos de la Naturaleza, había hecho cuanto de él dependía para llegar a ser un hombre digno de este nombre. Triunfante de su pena, tras años de luchas y de esfuerzos sobrehumanos, y cumplida su misión, que era, como él decía, la de infundir un poco de valor a la pobre humanidad, este Prometeo vencedor respondía a un amigo que invocaba a Dios: ¡Hombre, ayúdate a ti mismo!

Inspirémonos en su valiente palabra. Reanimemos, con su ejemplo, la fe del hombre en la vida y en el hombre.

ROMAIN ROLLAND
Publicatiedatum
01-01-1923

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